… comienzos de libros …
… Los meses que Giacomo pasaba en Milán, todo el año salvo el verano y algunos días de otoño, le parecía que no contaban en su vida. Eran como un paisaje de neblinas, de edificios grises, destinado a encerrar su imaginación en un sentimiento de inanidad que lo volvía perezoso, lo hacía sutilmente desdichado…
* Traducción: Francesc Miravitlles
* Editorial: Minúscula
… La pequeña motonave blanca salía del puerto. El anfiteatro de la ciudad, al irse quedando atrás y a un lado, se encendía atónito con el rosa claro del primer sol. Ya la atmósfera estaba trémula por la canícula. Fuera del puerto se respiraba mejor. El azul del mar abierto, en el que se pulverizaba el oro de la luz, acogía jovial la proa ingenuamente audaz. Todos los pasajeros se hallaban en la cubierta para disfrutar del espectáculo…
* Traducción: J. A. González Sainz
* Editorial: Minúscula
… La generala von Palikow y la señorita Malwine Bork, su dama de compañía y amiga desde hacía años, entraron en la sala de estar. Querían descansar un rato. La generala tomó asiento en el sofá, recién tapizado con una brillante indiana negra y roja. Estaba muy acalorada y se desató las cintas de la cofia. Su vestido lila de verano crujió ligeramente; tenía torcidos los rodetes blancos de las sienes y su respiración era agitada. Permaneció en silencio durante unos segundos, y con sus ojos intensamente azules y algo saltones lanzó una mirada crítica a la habitación. Estaba revocada en blanco, contaba con unos pocos pero sólidos muebles que se alineaban a lo largo de las paredes, y sobre el suelo de madera había algo de arena esparcida que brillaba con el sol del atardecer. Olía a cal y a algas marinas.
-Áspero -dijo la generala, pasando la mano por el sofá…
* Traducción: Eugenio Bou
* Editorial: Minúscula