A la caza del amor (Nancy Mitford)

… Existe una fotografía de la tía Sadie y sus seis hijos sentados alrededor de una mesa del té en Alcoleigh. La mesa está colocada, como estaba entonces, como sigue estando y como siempre estará, delante de un enorme hogar de leña. Encima de la repisa y claramente visible en la fotografía cuelga una pala de zapador con la que, en 1915, tío Mathew había matado a golpes a ocho alemanes, uno tras otro, mientras salían de un refugio subterráneo; aparece todavía cubierta de sangre y cabellos, y de niños siempre nos había fascinado…

* Traducción: Ana Alcaina
* Editorial: Libros del Asteroide

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Una chica en invierno (Philip Larkin)

… Durante la noche había dejado de nevar, pero, como seguía helando y los copos no se derretían, la gente comentaba que aún nevaría más. E incluso cuando la nieve empezó a fundirse, no les quitó la razón, porque no se veía el sol, sino una vasta y única capa de nubes sobre el campo y los bosques. En contraste con la nieve, el cielo era marrón. Sin la nieve, en realidad, la mañana habría parecido un anochecer de enero, pues la luz daba la impresión de surgir directamente de ella…

* Traducción: Marcelo Cohen
* Editorial: Impedimenta

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El gusano de seda (Robert Galbraith)

—Más vale que se haya muerto alguien famoso de verdad, Strike —dijo una voz ronca desde el otro extremo de la línea.
Aún no había amanecido. El hombre corpulento y sin afeitar que caminaba con el teléfono apretado contra la oreja sonrió.
—Por ahí va la cosa.
—¡Son las seis de la mañana, joder!
—Las seis y media, pero, si esto le interesa, tendrá que venir a buscarlo —dijo Cormoran Strike—. No estoy muy lejos de su casa. Hay una…
—¿Cómo sabe dónde vivo? —quiso saber su interlocutor.
—Me lo dijo usted mismo —contestó Strike conteniendo un bostezo—. Me comentó que va a vender su piso.
—Ah, sí —repuso el otro, más calmado—. Tiene buena memoria.
—Hay una cafetería que abre las veinticuatro…
—¡Ni hablar! Venga más tarde a mi despacho.
—Escuche, Culpepper, no he pegado ojo en toda la noche y esta mañana tengo una cita con otro cliente que me paga mejor que usted. Si lo quiere, tendrá que venir a buscarlo. Ahora mismo…

* Traducción: Gemma Rovira Ortega
* Editorial: Salamandra
* Serie: Cormoran Strike, n.º 2

Publicado en: J. K. Rowling, Reino Unido, Robert Galbraith, Salamandra. Comentarios desactivados en El gusano de seda (Robert Galbraith)

El canto del cuco (Robert Galbraith)

… La agitación en la calle era como el zumbido de las moscas. Los fotógrafos se apiñaban tras las vallas vigiladas por la policía, con sus grandes cámaras preparadas y el aliento elevándose como el vapor. La nieve caía ininterrumpidamente sobre gorros y hombros; los dedos enguantados limpiaban las lentes. De vez en cuando, se oían arranques de esporádicos chasquidos: los observadores ocupaban el tiempo de espera sacando fotos a la carpa de lona blanca que estaba en medio de la calle, a la entrada del alto edificio de apartamentos de ladrillo rojo que había detrás y al balcón del piso superior desde donde había caído el cuerpo…

* Traducción: Jesús de la Torre Olid
* Editorial: Espasa
* Serie: Cormoran Strike, n.º 1

Publicado en: Espasa Calpe, J. K. Rowling, Reino Unido, Robert Galbraith. Comentarios desactivados en El canto del cuco (Robert Galbraith)

El océano al final del camino (Neil Gaiman)

… No era más que un estanque de patos, en la parte de atrás de la granja. No muy grande.
Lettie Hempstock decía que era un océano, pero yo sabía que eso era una tontería. Decía que habían llegado aquí cruzando aquel océano desde su tierra natal.
Su madre decía que Lettie no lo recordaba muy bien, que fue hace mucho tiempo y que, en cualquier caso, su país de origen se había hundido.
La anciana señora Hempstock, la abuela de Lettie, decía que las dos estaban equivocadas, y que lo que se había hundido no era en realidad su país. Decía que ella sí recordaba su verdadera tierra natal.
Decía que su verdadera tierra natal había estallado…

* Traducción: Mónica Faerna
* Editorial: Roca

Publicado en: Neil Gaiman, Reino Unido, Roca. Comentarios desactivados en El océano al final del camino (Neil Gaiman)

Del color de la leche (Nell Leyshon)

… éste es mi libro y estoy escribiéndolo con mi propia mano.
en este año del señor de mil ochocientos treinta y uno he llegado a la edad de quince años y estoy sentada al lado de mi ventana y veo muchas cosas. veo pájaros y los pájaros llenan el cielo con sus gritos. veo los árboles y veo las hojas.
y cada hoja tiene venas que la recorren.
y la corteza de cada árbol tiene grietas.
no soy muy alta y mi pelo es del color de la leche.
me llamo mary y he aprendido a deletrear mi nombre. eme. a. erre. i griega. así es como se escribe…

* Traducción: Mariano Peyrou
* Editorial: Sexto Piso

Ámsterdam (Ian McEwan)

… Dos antiguos amantes de Molly Lane esperaban fuera de la capilla del crematorio, de espaldas al frío de febrero. Todo se había dicho ya, pero volvieron a decirlo:
—Jamás supo lo que le vino encima.
—Cuando lo supo ya era demasiado tarde.
—Empezó tan de repente.
—Pobre Molly.
—Mmm…
Pobre Molly…

* Traducción: Jesús Zulaika
* Editorial: Anagrama

Publicado en: Anagrama, Ian McEwan, Reino Unido. Comentarios desactivados en Ámsterdam (Ian McEwan)

Sábado (Ian McEwan)

… Al despertar, horas antes del alba, Henry Perowne, neurocirujano, descubre que ya está en danza, aparta las mantas de su postura sedente y se levanta. No sabe con certeza el momento exacto en que ha despertado, pero tampoco le importa. Nunca ha hecho algo así, pero no se alarma y ni siquiera se sorprende un poco, porque el movimiento de sus miembros es ágil y placentero y nota una fuerza insólita en la espalda y las piernas. De pie y desnudo junto a la cama —siempre duerme desnudo—, siente su plena estatura, la respiración paciente de su mujer y el aire invernal del dormitorio en la piel. Lo cual también es una sensación placentera. El reloj de la mesilla marca las tres cuarenta. No sabe qué está haciendo levantado: no necesita aliviar la vejiga, no le perturba un sueño, tampoco un elemento del día anterior ni el estado del mundo. Es como si, ahí en la oscuridad, saliendo de la nada se hubiese materializado entero, completo, sin impedimentos…

* Traducción: Jaime Zulaika
* Editorial: Anagrama

Publicado en: Anagrama, Ian McEwan, Reino Unido. Comentarios desactivados en Sábado (Ian McEwan)

El asesinato de Roger Ackroyd (Agatha Christie)

… Mrs. Ferrars murió la noche del 16 al 17 de septiembre, un jueves. Me enviaron a buscar a las ocho de la mañana del viernes 17. Mi presencia no sirvió de nada. Hacía horas que había muerto…

* Traducción: G. Bernard de Ferrer
* Editorial: RBA

Publicado en: Agatha Christie, RBA, Reino Unido. Comentarios desactivados en El asesinato de Roger Ackroyd (Agatha Christie)

Gente de letras

Ésta es una recopilación de comienzos de libros, tanto clásicos como contemporáneos, seleccionados según nuestros gustos. Esperamos que coincidáis con ellos en al menos un 90%.

Atentamente...

Fer, Paula, Xavier e Irina