Los días del abandono (Elena Ferrante)
… Un mediodía de abril, justo después de comer, mi marido me anunció que quería dejarme…
* Traducción: Nieves López Burell
* Editorial: Salamandra
… comienzos de libros …
… Un mediodía de abril, justo después de comer, mi marido me anunció que quería dejarme…
* Traducción: Nieves López Burell
* Editorial: Salamandra
—Más vale que se haya muerto alguien famoso de verdad, Strike —dijo una voz ronca desde el otro extremo de la línea.
Aún no había amanecido. El hombre corpulento y sin afeitar que caminaba con el teléfono apretado contra la oreja sonrió.
—Por ahí va la cosa.
—¡Son las seis de la mañana, joder!
—Las seis y media, pero, si esto le interesa, tendrá que venir a buscarlo —dijo Cormoran Strike—. No estoy muy lejos de su casa. Hay una…
—¿Cómo sabe dónde vivo? —quiso saber su interlocutor.
—Me lo dijo usted mismo —contestó Strike conteniendo un bostezo—. Me comentó que va a vender su piso.
—Ah, sí —repuso el otro, más calmado—. Tiene buena memoria.
—Hay una cafetería que abre las veinticuatro…
—¡Ni hablar! Venga más tarde a mi despacho.
—Escuche, Culpepper, no he pegado ojo en toda la noche y esta mañana tengo una cita con otro cliente que me paga mejor que usted. Si lo quiere, tendrá que venir a buscarlo. Ahora mismo…
* Traducción: Gemma Rovira Ortega
* Editorial: Salamandra
* Serie: Cormoran Strike, n.º 2
… A los ojos de sus habitantes judíos, la ciudad ucraniana de la que eran originarios los Sinner tenía tres zonas claramente diferenciadas, como las que se ven en ciertas pinturas antiguas: abajo, atrapados entre las tinieblas y las llamas del infierno, los réprobos; en el centro de la tela, iluminados por una luz pálida y serena, los mortales; y en lo alto, los elegidos…
* Traducción: José Antonio Soriano Marco
* Editorial: Salamandra
—¡Necesito dinero!
—Le he dicho que no.
Dario se esforzaba en vano por mantener la calma. En momentos de emoción, su voz sonaba estridente. Gesticulaba. Tenía el tipo levantino, un aire inquieto y ávido de lobo, unos rasgos diferentes de los de allí, un rostro que parecía modelado a toda prisa por una mano febril.
—¡Usted presta dinero, lo sé! —gritó furioso…
* Traducción: José Antonio Soriano Marco
* Editorial: Salamandra
… Septiembre. Parece que estos días luminosos no acabarán nunca. La ciudad, casi desierta en agosto, se está llenando de nuevo. Se repuebla. Todos los restaurantes y comercios vuelven a abrir sus puertas. La gente regresa del campo, del mar, de viajes por carreteras congestionadas de tráfico. La estación está muy concurrida. Hay niños, perros, familias con equipajes atados con correas. Me abro camino entre ellos. Es como atravesar un túnel…
* Traducción: Jaime Zulaika
* Editorial: Salamandra
… No puedo saber qué más tiene Dios previsto para mí. Sin embargo, antes de morir, quisiera poner por escrito el relato del día en que Lajos vino a verme, por última vez, para despojarme de todos mis bienes…
* Traducción: Judit Xantus
* Editorial: Salamandra
—No.
Golder levantó bruscamente la pantalla para dirigir la luz de la lámpara de lleno a la cara de Simon Marcus, sentado frente a él al otro lado de la mesa. Por un instante, observó los pliegues, las arrugas que recorrían el alargado y oscuro rostro de Marcus cada vez que sus labios o párpados se movían como en un agua turbia rizada por el viento. Pero sus bovinos y somnolientos ojos de oriental seguían tranquilos, apáticos, indiferentes. Su rostro era tan impenetrable como un muro. Golder dobló con cuidado el brazo de metal flexible de la lámpara.
—¿A cien, Golder? ¿Has contado bien? Es un precio… —dijo Marcus.
—No —murmuró Golder de nuevo—. No quiero vender…
* Traducción: José Antonio Soriano Marco
* Editorial: Salamandra
… Las tres hermanas Fossil vivían en Cromwell Road. En el extremo de la calle más alejado de Brompton Road, aunque lo bastante cerca del Museo Victoria & Albert como para que las llevaran a ver las casas de muñecas en los días lluviosos. Si no llovía demasiado, era de esperar que se ahorraran un penique y fueran andando.
Ahorrar peniques y caminar eran dos de las principales características de su vida…
* Traducción: Gema Moral Bartolomé
* Editorial: Salamandra
… Ábel, el hijo del médico, estaba tendido en la cama con los músculos contraídos, el cuerpo bañado en sudor y tiritando de fiebre. Miraba el recuadro de la ventana, donde los contornos angulosos de la calle —un árbol, un tejado y tres ventanas— se difuminaban con el lento avance del anochecer. De una chimenea se elevaba un delgado hilo de humo directamente hacia el cielo. El crepúsculo irradiaba un resplandor verde, como ocurre en ciertos atardeceres cálidos de primavera, cuando una niebla invisible añade reflejos verduscos a la luz de las farolas de gas…
* Traducción: Marta Komlósi
* Editorial: Salamandra