Diario (Hélène Berr)
Vuelvo… de casa de la portera de Paul Valéry. Por fin me he decidido a ir a buscar mi libro. Después de comer, el sol brillaba; no había amenaza de chubasco. Tomo el 92 hasta l’Étoile. Al bajar la avenida Victor Hugo han empezado mis aprensiones. En la esquina de la rue de Villejust, he tenido un momento de pánico. Y de inmediato la reacción: «Tengo que asumir la responsabilidad de mis actos. There’s no one to blame but you [Sólo puedes culparte a ti misma].» Y he recobrado toda mi confianza…
* Traducción: Jaime Zulaika
* Editorial: Anagrama
9 abril de 2009 @ 18:07 #rafael
Acabo de terminar el libro de Helena Berr y me ha parecido impactante. La descripción agónica (en su estricto sentido etimológico griego) de la época que narra es de un realismo ejemplar. Su análisis social de la sociedad parisina controlada por los ocupantes,nos describe como todos (casi todos) los no judíos son colaboradores, cómo una sociedad puede estar anestesiada e ignorar el sufrimiento de los semejantes, cómo se puede aniquilar los pensamientos, cómo el mal puede ser tan aberrante, como puede desaparecer el sentimiento de culpa… Vaya mi reconocimiento y mi gratitud a esta mujer (anónima hasta hace poco) que con dignidad se enfrentó a la tortura y la muerte y que fue solidaria hasta el final con su pueblo. Vaya mi reconocimiento a Tamara Isserlis (el libro en una anotación la cita) que tuvo el valor de pagar con su vida el enfrentarse a leyes injustas…Como se ve Antígonas las hay en todos los momentos de la historia y en todas las culturas. Desde los años 80 del siglo pasado que leí a Primo Levi, no he visto un testimonio tan íntegro. Gracias Helena, que tu recuerdo y tu ejemplo sean para nosotros los valores por los cuales debemos seguir luchando y a imitación del final de tu diario que terminabas con estas palabras: ¡Horror, horror, horror! espero que al unísono la humanidad entera diga: ¡Nunca más, nunca más, nunca más! Gracias Helena.
21 octubre de 2009 @ 22:43 #Raoul Shade
A pesar de todo el judío llenó de luz los innumerables senderos del pasado, llevando las antorchas de la sabiduría y del arte: Jesús, Spinoza, Marx, Bergson, Einstein, Mahler, Schoenberg, Kafka, Claude Lévi-Strauss, Freud, Trotsky, Thomas Mann, Proust, Isaac Babel, Primo Levi, Enzo Traverso, Alejandra Pizarnik, Imre Kertesz, Eric J. Hobsbawm, André Kertész, Diane Arbus, Chagall, Modigliani, Mark Rothko, Charlie Chaplin, Fritz Lang, Erich Von Stroheim, Eisenstein, entre tantos. Como dijo J. P. Sartre más luminarias hubiera dado la cultura judía si se les hubiese permitido ejercer libremente y no obligarlos a ejercer trabajos de usura para humillarlos durantes siglos.
18 enero de 2010 @ 13:18 #Robichek
Acabo de completar la lectura de este libro. Me parecio sinceramente malo. Encarado desde un punto de vista exesivamente academico y literario; adolece en mi opinion de importantes carencias,
Su descripcion del Paris ocupado de los años 42-44 es pobre y a veces hay que soportar sus innumerables citas literarias y musicales que en nada aportan a entender el sufrimiento de los judios en tan espantosas condiciones.
A mi juicio; la cansadora mencion de titulos de novelas y piezas musicales es agobiante y totalmente innecesaria.
No pinta la Francia ocupada por Alemania y la vida en Paris en tan dificiles dias. Uno esperaba algo mas de este diario.
Admito que igual conlleva valor y heroismo. pero reconozcamos que su lectora es monotona y agobiante, Es necesario un esfuerzo de imaginacion para situarla en su real contexto historico, Sirva igual como homenaje a los cientos de miles de heroes judios que ofrendaron su vida y fueron sacrificados por el mero hecho de ser del pueblo de Israel,
A aquelos que sinceramente desean conocer el aberrante y espantoso crimen de los nazis; pueden leer este libro. Pero deben documentarse bien previamente. pues historicamente no aporta tanto como uno quisiera saber.
Igual rendimos homenaje a esta extraordinaria mujer, martir del pueblo judio. TOBIAS
18 enero de 2010 @ 17:11 #ICS
Hola, Robichek.
Yo creo que, ante todo, no debemos olvidar que se trata de un diario personal, en ningún momento concebido para publicación. Es cierto que, si buscas algo más detallado, hay textos que pueden aportar mucho más (entre las publicaciones recientes: Holocausto: una historia, de Debórah Dwork y Robert Jan van Pelt), pero no puedo evitar preguntarme cómo reaccionaría cualquier persona normal en una situación como ésa y si realmente estaría tentada a detallar el horror de la situación día tras día, en lugar de pretender «desconectar» un poco y concentrarse en cosas más agradables (en este caso, sus lecturas).
Saludos.
6 junio de 2010 @ 12:57 #Dolores
Acabo de leer este diario, simplemente estremecedor, no sólo por los hechos narrados, sino también por la sensibilidad de su autora. Que horror pensar que miles de vidas, como la suya, fueron inenterrumpidas por actos sin sentido -lease todas las guerras habidas i por haber, ni siquiera la búsqueda de la democracia debería convertirse en excusa de guerra u ocupación-.
Y en cuanto a la sociedad, suscribo lo dicho por el que escribio el primer comentario y, como describió la misma Hélên, ya no hay diferencia entre el deber y la conciencia, son automatas (lo describía a razón de un militar alemán, però bien que podia aplicarse al ejercito al completo, incluso al ejército francés como ella hace despúes y, como no el resto de personas ajenas al dolor de una gran multitud)
27 junio de 2012 @ 16:41 #Raoul Shade
Raoul Shade
12 DE MAYO DE 2012 en Poemas del Alma
Los argumentos en contra la veracidad del diario (la tinta del bolígrafo, ensayo filosófico de una niña de 13 años, detalles de hechos ocurridos afuera) están bien fundamentados, pero claro esto no le resta importancia como documento histórico sobre lo que sucedió.
El mejor diario, como crónica de los hechos, es el de Hélène Berr, asesinada a golpes por el Kapo, porque estaba enferma de tifus y por lo tanto no podía rendir en el trabajo forzoso. El hecho ocurrió en el mismo mes y en el mismo campo de concentración donde murió Anna Frank: Bergen Belsen. Hélène Berr pertenece a la gran familia de suicidas ocultos, como Jesús Cristo (que sabía que lo iban a crucificar si se quedaba) o como Julio Cesar, que sabía del complot en su contra y decidió entrar al Senado sin sus guardaespaldas. Algo similar sucedió con José Martí.
Hélène Berr no sólo lo escribió ella, sino que es un diario de alto valor literario y de crónica de muertes infames. Ella pudo haber huido de Paris con su compañero de vida, Jean (que guardó su diario tantos años) pero optó por quedarse para continuar su labor social (voluntario) con los niños judíos huérfanos, cuyos padres ya habían sido deportados. Hélène Berr sacrificó su vida para no abandonar a esos niños, que también fueron enviados a Auschwitz ¡Por la Policía Francesa de Vichy!. Los soldados ingleses no llegaron a tiempo para salvar a una judía especializada en literatura inglesa que iba a sacar su tesis sobre John Keats, uno de los más grandes poetas ingleses, también hermano del alma de Julio Cortázar.
http://www.poemas-del-alma.com/blog/especiales/70-anos-de-el-diario-de-ana-frank