Doctor Glas (H. Söderberg)
Nunca he visto un verano semejante. Un calor de perros desde mediados de mayo. Todo el día, una espesa nube de vapor se cierne inmóvil sobre calles y plazas.
Hasta que llega el crepúsculo no revive uno un poco. Acabo de dar un paseo vespertino, como hago casi cada día al terminar las visitas a los enfermos; y no tengo muchos ahora en verano. Llega del este una brisa fresca sostenida, el calor se levanta y gira lentamente, y se convierte en un largo velo de tela roja, alejándose hacia el oeste…
* Traducción: Gabriel Ferrater
* Editorial: Alfabia