El centro del aire (José María Merino)
… Basi pronunció las palabras por tercera vez, entrecerrando los ojos. Su rostro de arpillera había adquirido la rigidez de las tallas benditas y su voz estaba envuelta en el temblor de los augurios.
Confundido por la atropellada dicción de la vieja, Bernardo tardó unos instantes en sospechar que la insistencia era acaso malévola: como si Basi pretendiese fraguar un conjuro capaz de diluir el sentido del nombre y, con ello, de anular y hacer desvanecerse a la persona misma que denominaba…
* Editorial: Alfaguara