El pequeño heredero (Gustavo Martín Garzo)
… No se había movido pero una de las fochas salió de los matorrales como empujada por un resorte. Enseguida lo hicieron sus compañeras. Isma las sintió revolotear en el agua y sólo tuvo tiempo, al incorporarse, de asistir a su huida precipitada en dirección a la orilla contraria. Llegaron a correr por el río dejando un rastro de salpicaduras. Eran tres, dos hembras y un macho. Las había visto nadar hacia los juncos, surcando el agua con las cabecitas erectas, y se acercó para espiarlas. Pero eran demasiado listas, como si pudieran ver a través de las cosas…
* Editorial: Lumen