El resplandor (Stephen King)
… Menudo empleaducho engreído, pensó Jack Torrance.
Ullman no pasaría de un metro sesenta y cinco de estatura, y al moverse lo hacía con la melindrosa rapidez propia de los hombres bajos y obesos. La raya del pelo era milimétrica, y vestía un traje oscuro, sobrio, aunque reconfortante. Aquel traje parecía invitar a las confidencias cuando se trataba de un cliente cumplidor, pero transmitía un mensaje más lacónico al ayudante contratado: «más vale que sea usted eficiente». Llevaba un clavel rojo en la solapa, probablemente para que por la calle nadie confundiera a Stuart Ullman con el empresario de pompas fúnebres.
Mientras hablaba, Jack pensó que, en aquellas circunstancias, probablemente a nadie le habría gustado estar al otro lado de la mesa…
* Traducción: Marta I. Guastavino
* Editorial: DeBolsillo