El solterón (Adalbert Stifter)
… La higuera infecunda fue talada y arrojada al fuego abrasador.
Pero si el jardinero es benévolo y bondadoso, vela cada primavera por sus verdes hojas y favorece el reverdecer del árbol hasta que las hojas van faltando y al fin solamente quedan las secas ramas mirando al cielo. Finalmente el árbol es arrancado y su lugar desaparece en el jardín. Las otras miles de ramas y millones de hojas continúan creciendo y reverdeciendo sin que ninguna pueda decir: he brotado de sus semillas y produciré dulces frutos como aquel árbol…
* Traducción: Carlos d’Ors Führer
* Editorial: Impedimenta