La daga (Philip Pullman)
—Deprisa, vamos… —apremió Will a su madre al tiempo que le tiraba de la mano.
Su madre, no obstante, se resistía a avanzar, pues aún tenía miedo. Will inspeccionó la estrecha calle que discurría entre dos hileras de casas, cada una provista de un pequeño jardín y un seto; en las ventanas de un lado se reflejaba el sol del atardecer, mientras que en las del otro se asentaba la penumbra. Quedaba poco tiempo…
* Traducción: Dolors Gallart
* Editorial: Ediciones B
* Serie: La materia oscura, n.º 2