Penélope y las doce criadas (Margaret Atwood)
… «Ahora que estoy muerta lo sé todo», esperaba poder decir; pero, como tantos otros de mis deseos, éste no se hizo realidad. Sólo sé unas cuantas patrañas que antes no sabía. Huelga decir que la muerte es un precio demasiado alto para la satisfacción de la curiosidad.
Desde que estoy muerta —desde que alcancé ese estado en que no existen huesos, labios, pechos— me he enterado de algunas cosas que preferiría no saber, como ocurre cuando escuchas pegado a una ventana o cuando abres una carta dirigida a otra persona. ¿Creéis que os gustaría leer el pensamiento? Pensadlo dos veces.
Aquí abajo todo el mundo llega con un odre, como los que se usan para guardar los vientos, pero cada uno de esos odres está lleno de palabras: palabras que has pronunciado, palabras que has oído, palabras que se han dicho sobre ti…
* Traducción: Gemma Rovira Ortega
* Editorial: Salamandra