Los silencios del Dr. Murke (Heinrich Böll)
… Todas las mañananas, al entrar en la emisora, Murke realizaba un ejercicio gimnástico de tipo existencialista: saltaba al ascensor paternoster, pero no se quedaba en el segundo piso, donde estaba su despacho, sino que continuaba hacia arriba, pasando el tercer piso, y el cuarto y el quinto. Siempre se estremecía cuando la plataforma de la cabina rebasaba el descansillo del quinto piso y se introducía, rechinando, en el hueco donde las cadenas engrasadas de la quejumbrosa máquina, sostenidas por soportes embadurnados de sebo, cambiaban la dirección ascendente de la cabina y la situaban en la de descenso…
* Traducción: Carmen Ituarte
* Editorial: Alianza